miércoles, 23 de enero de 2013

te dejé ganar.


Contigo viajar no era viajar, sino vivir. En bellas artes fue la primera cita. Al final del mismo día me tomaste la mano en el andén. Seguridad y rebeldía. Amor y juventud. Durante el viaje acariciabas mis dedos con los tuyos. Los ojos del resto pendientes de nosotros. Volaba, ya no era yo ni tú eras tú. En metro Lo Ovalle me regalaste una rosa, la primera. Nos besamos y no sé cuánto tiempo me tomó reponerme del mareo. Te abrazaba sin pudores. Una, cinco, diez, veinte veces. Te aferraba junto a mí. Te contemplaba en el silencio transitorio que se daba entre tren y tren. Contigo, cada rincón de una estación tenía su sentido. Estaba hecho para ambos. Era el refugio que nos ofrecía el ajetreo de la urbe. No importaba nada, estábamos presentes; uno frente a otro. Hoy, cuando viajo por el metro, viajo. 

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