lunes, 27 de junio de 2011

abismo

He llegado nuevamente al mismo sitio, la quebrada se me hace familiar, pero el vacio cada vez me parece menos profundo. Observo a mí alrededor y me siento libre, aliviado de errores y culpas sin sentido; me muevo con la parsimonia que dicta mi propio corazón y al alzar los brazos pareciera que la luna limitara con mis dedos. Sí, es el mismo sitio, pero la sensación es diametralmente opuesta, como si quien se parara frente al abismo ya no fuera yo, parece haberse mudado un alma nueva en el mismo cuerpo que le servía de refugio a la anterior, lo cierto es que ya no queda nada, ni la sombra ennegrecida que acompañaba mis pasos poco decididos.

Hoy ya no hay ninguna razón para no verme sonreír, me deleito con mi reflejo ante el espejo, con mis palabras depuradas del resentimiento, con la espontaneidad de cada risa; Encontré el modo de entibiar mis manos por mi cuenta, de gozar de mi propia intimidad, de extender los brazos y encontrar cientos de abrazos en los cuales reposar.

Así, el vacio ya no tiene esa pretérita hondura, hoy se me presenta como un obstáculo necio, como parte inevitable del camino, una parte a la que por cierto tenía ganas de volver, pero sé bien que el descanso era necesario, esta especie de novación y que hoy me deja así: libre y de paso firme, cual hombre que lo apuesta todo por ganar.

maldita maldición

¡No me toques! ¿Acaso no has entendido cuánto me duele tener tus labios tan cerca de los míos? Sé bien cuán generosos suelen ser contigo, pero la sequedad los vuelve cada vez más agrios, inertes y desdichados. Has sido inteligente, sólo basta con observarme, mirar como mi cuerpo se contornea para ti, como mis ojos parecieran recorrer con meticulosidad cada línea de tu rostro, la intensidad con la que mi pecho se agita por tu voz o la inusual fuerza que descargo en cada abrazo.

Tan inteligente has sido que hoy me tienes como un pordiosero, deseando cada rincón que forma parte de tu anatomía, obsesionado con la cantidad de veces que te veo sonreír, con el modo o modos en el que decides darme las luces bidireccionales de ti.

No me encuentro bien, soy consciente del daño y es por eso que te pido ”no te acerques”, porque sé muy bien que no soy más que un juego, una vía de escape, cual puta de buena paga, aún cuando no sea por nada material, salvo empero, por tu cuerpo.

Ya me has escuchado, recoge tu aroma y quítalo de mí.