sábado, 29 de septiembre de 2012

como las abejas a la miel


Te quiero, como se quiere cuando uno no piensa en querer; es como el cariño que se alimenta del cariño, o como un beso que se justifica por sí mismo. Te quiero porque sí, porque no necesito que me quieras para hacerlo.

Siempre que no estás y pienso en ti, recuerdo el primer día: estabas tú, a un par de asientos de distancia; y estaba yo, ensimismado en mis labores. Mi conclusión es que eres una  suerte de destino, ineludible y dulce, como el de las abejas a la miel.

Me enamoré, he ahí el meollo del asunto.