Te condeno a conocer a la nostalgia, al desconcierto espiritual; te sentencio a un otoño frío, agrío, reseco y maldecido; te reto a la soledad genuina, a vivir sin vivir en ti, a desgastar tu dignidad, a abrazar la nadería y a reír sin ganas de reír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario